Dentro del cristianismo existen siete pecados capitales que se consideran faltas humanas a los pilares fundamentales de esta concepción. Realizando un paralelismo con el fútbol, los jugadores están expuestos a caer en decenas de vicios provocados por el dinamismo del juego y una de las posiciones más afectadas es la defensa. Así, el fondo de San Martín recayó en esta categorización, sin poder torcer la historia en la derrota frente a Ferro; un duelo que estuvo cargado de incógnitas y dudas para los locales.
Gracias al envión anímico de las primeras fechas –con victorias frente a Gimnasia de Jujuy y Deportivo Maipú-, San Martín recayó en el más común de todas estas infracciones: la soberbia. El “santo” tuvo un exceso de confianza y, frente a un rival necesitado de puntos, no pudo hacer pesar la localía. Tal fue así que, a pesar de que Junior Arias parecía encaminar un resultado favorable, Ferro nunca dejó de ser el dominador claro del partido. Con una intensa presión, forzó errores de la defensa y Mateo Levato se llevó el premio del empate. Así, la desatención terminó siendo fulminante para la defensa “santa” que empezó a titubear en cada salida, sin conseguir ese juego fluido que busca Diego Flores.
Con la cabeza llena de dudas, apareció la ira para agrandar los errores de la parte baja del “santo”. Juan Orellana se ganó la expulsión en los minutos “bisagra” del partido, donde una pequeña desventaja marcaba la diferencia para cualquiera de ambos bandos. Asimismo, se debe mencionar que este es un factor clave a trabajar por San Martín, debido a que en lo que va del torneo, el “santo” acumula ocho amarillas –cuatro fueron para Orellana- y dos expulsiones en tres fechas. “Es algo que vemos y estamos trabajando. No ignoramos esa parte de juego. Analizamos todas las situaciones. La división tiene algo de eso. Pero tenemos que mejorar”, decía Flores, con bronca, en la conferencia post partido.
Por otro lado, la actuación de Nahuel Banegas quedó encasillada dentro de la lujuria. El lateral izquierdo volvió a mostrar que es una pieza fundamental para el ataque, realizando su segunda asistencia en lo que va del campeonato –además acumula un gol-. Sin embargo, todavía tiene la deuda pendiente en mejorar en lo que su posición natural lo demanda: la defensa, por lo que su carril es uno de los sectores más lastimados por los rivales; un hecho que se repitió en los tres primeros partidos.
La pereza tampoco puede ser pasada por alto. La falta de reacción frente a los ataques rivales hacía que cada ataque de Ferro sea un peligro para el área de Darío Sand. A esto se sumó que Tiago Peñalba no tuvo una buena actuación. El juvenil no pudo contrarrestar su duelo con Franco García (que le ganó en velocidad y corpulencia) y mucho menos pudo dar su cuota en el ataque por lo que Iván Zafarana ingresó en el complemento para reforzar el carril.
En este sentido, aparecen ciertas dudas de cara al futuro de este sector: ¿Volverá Gonzalo Bettini al “11”? ¿Qué pasó con Axel Bordón que todavía no sumó minutos? “Bordón tiene un buen lugar en el plantel. Estuvo en todas las convocatorias pero nos estaban entrando por dentro. Tiago estaba en un rol mixto haciendo de libero. Considere que Zafarana aplicaba al momento más que Axel, que tiene talento físico y talento. Está trabajando para cuando le toque una mano”, explicó.
La gula también dijo presente. En medio de su afán por centralizar el juego, el medio campo no supo explotar los carriles externos con Iván Molinas y Mauro Verón, teniendo escasas intervenciones en el juego. Un error que provocaría que ni Leonardo Monje ni Juan Cuevas puedan manejar los hilos de un ataque carente de creatividad e ideas para romper la muralla propuesta por Ferro.
Tampoco se puede obviar a la avaricia. Si bien la ambición por momentos puede ser beneficiosa para lograr el resultado obtenido, San Martín realizó su búsqueda de manera desordenada e inconsistente. Así, el “santo” se convirtió en un equipo que dependía plenamente de las individualidades, sin lograr un juego colectivo que lo deposite en la punta del campeonato. Así, perdió se quedó a las puertas de la punta y perdió su primera chance de subirse a la cima.
En séptimo lugar, San Martín envidia aquellos años en los que el “arco de los milagros” aparecía como un aliado en instancias decisivas. El gol de Iván Agudiak a Guaraní Antonio Franco o el tanto de Juan Galeano a Villa Dálmine siguen siendo entrañables recuerdos de los hinchas, que sienten que la “fortuna” parece cada vez más lejos de La Ciudadela.
El “palo” puede funcionar como una lección en el momento justo; como ese punto de inflexión para dejar de lado este tipo de faltas y volver a centrarse en el gran objetivo. Sin embargo, la autocrítica debe ser grande y Flores tomar nota de cada uno de los errores para relanzar la búsqueda del gran objetivo; de lo contrario, ya es conocido que la Primera Nacional es un campeonato que no perdona los traspiés en momentos claves.